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¿Qué dicen, en cambio, los estudios más recientes?
  • Una de las claves para que la fructosa no sea tan recomendable es el hecho de que se metabolice en el hígado. Eso favorecería, según muchos estudios, la resistencia a la insulina, la obesidad y el aumento del colesterol y triglicéridos.
  • Otro aspecto es que parece ser que la fructosa aumenta nuestra sensación de apetito ya que disminuye nuestros niveles de insulina y leptina (efecto saciante) y aumenta los de ghrelina. La persona se siente menos satisfecha y come más, favoreciendo con ello la obesidad.
  • Su consumo habitual también se ha relacionado con el aumento de triglicéridos.
  • El proceso de metabolización de la fructosa puede favorecer la producción de ácido úrico, y con ello, la gota.
  • Información nutricional de la fructosa (por 100 g.)

    Kcal.: 400
     

Alternativas a la fructosa

Hoy en día existen muchas alternativas a la fructosa.
Los más conocidos y utilizados son el maltitol, manitol, sorbitol, xilitol, aspartamo, sacarina, etc.

Algunos nutricionistas recomiendan algunos más naturales como la Stevia (una planta) o la Sucralosa (a partir del azúcar de caña)
Cada día aparecen nuevos edulcorantes y nuevos estudios sobre los ya existentes. Nuestro consejo es que cuando busquemos un endulzante pidamos consejo al médico o especialista.