El "páncreas artificial" es el nombre común dado al control automático de la infusión de insulina, aunque algunos autores prefieren denominarlo "célula beta artificial", dado que las funciones del páncreas son mucho más que secretar insulina. El páncreas artificial combina[4] :
- un monitor continuo de glucosa, que mide la glucemia del paciente cada varios minutos,
- un algoritmo de control que decide cual es la mejor infusión de insulina en ese momento a partir de la glucemia medida, dados los objetivos de control, y
- una bomba de insulina que suministra dicha insulina.
Esto corresponde, en la terminología de la ingeniería de control, al control de glucemia "en lazo cerrado". El páncreas artificial se presenta como la solución tecnológica ideal para alcanzar los objetivos terapéuticos en DM1, minimizando el número de hipoglucemias y liberando al paciente de la gran carga actual del autocontrol.
La mejora tecnológica ha permitido revivir la idea de un páncreas artificial portátil | |
La idea del páncreas artificial no es nueva, remontándose a finales de los años 70 con la aparición del Biostator[5]. Sin embargo, el uso de la vía intravenosa para la medición y suministro de insulina, así como su gran tamaño, relegan su uso al entorno hospitalario. Ha sido la mejora tecnológica en la última década, especialmente en la monitorización continua de glucosa vía subcutánea, la que ha permitido revivir la idea de un páncreas artificial portátil. Ya existen en el mercado sistemas que combinan, en el tamaño de un teléfono móvil, bomba de insulina y monitor continuo de glucosa, aunque la interacción entre ambos dispositivos es aún limitada.
Existe en la actualidad un gran esfuerzo internacional en el desarrollo del páncreas artificial. En 2006, la Juvenile Diabetes Research Foundation (JDRF), lanzó el Artificial Pancreas Project creando un consorcio con las principales universidades y centros de investigación en EE.UU. y la Universidad de Cambridge en Europa, al que se han asociado diversos grupos americanos y europeos. Ese mismo año, la FDA incluyó al páncreas artificial como una prioridad en su Critical Path Initiative, con el objetivo de estimular su desarrollo. A principios de 2010, la JDRF anunció el consorcio con Animas y DexCom (fabricantes de bombas y monitores continuos de glucosa, respectivamente) para desarrollar una primera generación de páncreas artificial. Por su parte, empresas pioneras como Medtronic están volcadas en hacer del páncreas artificial una realidad. El compromiso de la Comisión Europea está también claro con el ICT call 4 dedicado al páncreas artificial.
Existe en la actualidad un gran esfuerzo internacional en el desarrollo del páncreas artificial. En 2006, la Juvenile Diabetes Research Foundation (JDRF), lanzó el Artificial Pancreas Project creando un consorcio con las principales universidades y centros de investigación en EE.UU. y la Universidad de Cambridge en Europa, al que se han asociado diversos grupos americanos y europeos. Ese mismo año, la FDA incluyó al páncreas artificial como una prioridad en su Critical Path Initiative, con el objetivo de estimular su desarrollo. A principios de 2010, la JDRF anunció el consorcio con Animas y DexCom (fabricantes de bombas y monitores continuos de glucosa, respectivamente) para desarrollar una primera generación de páncreas artificial. Por su parte, empresas pioneras como Medtronic están volcadas en hacer del páncreas artificial una realidad. El compromiso de la Comisión Europea está también claro con el ICT call 4 dedicado al páncreas artificial.