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Es dos veces más probable que la presión alta ocurra en una persona con diabetes que en una sin ella. Si se deja sin tratamiento, la presión alta de la sangre puede llevar al aumento en el riesgo de las cardiopatías y de la embolia cerebral. Es más, una persona con diabetes y presión alta de la sangre tiene una probabilidad cuatro veces más alta de tener una cardiopatía que alguien que no tiene ninguna de las otras dos condiciones. Aproximadamente el 73 por ciento de los adultos con diabetes tienen presión sanguínea mayor o igual a 130/80 mm Hg o toman medicamentos antihipertensivos de venta con receta.

¿Qué es la presión alta de la sangre?

La presión alta de la sangre es la fuerza que la sangre hace en contra de las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón palpita, está bombeando sangre a las arterias - la presión más alta sucede cuando el corazón se contrae y bombea la sangre. La presión alta de la sangre, o hipertensión, directamente aumenta el riesgo de la cardiopatía coronaria (ataque al corazón) y a la embolia cerebral (derrame o ataque cerebral). Cuando la presión sanguínea está alta, las arterias pueden oponer una mayor resistencia al flujo sanguíneo, con lo que al corazón le resulta más difícil hacer que la sangre circule.

Dos números se usan para medir la presión de la sangre. El número más alto la presión sistólica, se refiere a la presión dentro de la arteria cuando el corazón se contrae y está bombeando la sangre a través del cuerpo. El número más bajo, la presión diastólica, se refiere a la presión dentro de la arteria cuando el corazón está descansando y se está llenando de sangre. Tanto la presión sistólica como la diastólica se miden en "mm Hg" (milímetros de mercurio). Estos registros representan que tan alta la columna de mercurio es levantada por la presión de su sangre.

Según lo recomendado por el Instituto Nacional del Corazón, el Pulmón y la Sangre (NHLBI) de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), la presión sanguínea alta en los adultos se define de la forma siguiente:

presión sistólica de 140 mm Hg o mayor y presión diastólica de 90 mm Hg o mayor
En una actualización de las pautas del NHLBI para la hipertensión en 2003, se agregó una nueva categoría para la presión de la sangre que se denomina prehipertensión:
presión sistólica de 120 mm Hg – 139 mm Hg y presión diastólica de 80 mm Hg – 89 mm Hg
Las nuevas pautas del NHLBI ahora definen la presión de la sangre normal de la siguiente manera:
presión sistólica de 120 mm Hg o menor y presión diastólica de 80 mm Hg o menor
¿Cuáles son los síntomas de la presión alta?
Frecuentemente, las personas con presión alta de la sangre no tienen síntomas notables. Si la presión es bastante elevada, un individuo puede experimentar lo siguiente. Sin embargo, cada persona puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
Dolores de cabeza.
Mareos.
Visión borrosa.
Los síntomas del la presión alta pueden parecerse a los de otras condiciones o problemas médicos. Consulte siempre a su médico para el diagnóstico.
Para prevenir la presión alta:
La Asociación Americana de la Diabetes (American Diabetes Association) recomienda lo siguiente para ayudar a prevenir el comienzo de la presión alta:
Reducir el consumo de la sal.
Aprender a relajarse.
Hacer ejercicio regularmente.
Mantener un peso razonable.
Consumir alcohol moderadamente.
Dejar de fumar.
Monitorear la presión de la sangre.
Tratamiento para la presión alta:
El tratamiento específico para la presión sanguínea alta será determinado por su médico basándose en:
Su edad, su estado general de salud y su historia médica.
Qué tan avanzada está la enfermedad.
Su tolerancia a ciertos medicamentos, procedimientos o terapias.
Sus expectativas para la trayectoria de la enfermedad.
Su opinión o preferencia.
Además de tomar medidas preventivas como hacer ejercicio, consumir una dieta balanceada y dejar de fumar, el tratamiento puede incluir medicamentos recetados por su médico