La prueba de hemoglobina glucosilada o glicosilada o A1C, que se hace
con una muestra de sangre, sirve para diagnosticar la diabetes tipo 1 o
tipo 2 y para evaluar qué tan bueno ha sido el control de esta
enfermedad en personas que ya se saben diabéticas.
A diferencia de las pruebas de glucosa en sangre comunes y
corrientes, que solo miden el nivel de glucosa en un momento
determinado, la Hemoglobina glucosilada refleja el promedio de los niveles de glucosa en sangre que se han tenido los dos o tres meses anteriores.
La prueba mide el porcentaje de hemoglobina (proteína que se encuentra
en los glóbulos rojos y que se encarga de transportar oxígeno) que se ha
unido a glucosa. Mientras más alto sea este porcentaje, peor ha sido
el control de la diabetes y mayor es el riesgo de desarrollar
complicaciones.
Recientemente un comité internacional de expertos recomendó que este
estudio se use como la prueba primaria para diagnosticar prediabetes y
diabetes tipo 1 y 2. Después del diagnóstico se recomienda usar esta
prueba para valorar la respuesta al tratamiento.
Los valores normales de hemoglobina glucosilada son del 6% o menos. Un resultado mayor al 7% nos dice que el control de la diabetes no ha sido muy bueno.